La Ley General de Educación (LGE), establece, entre otras cosas, la formación de personas autónomas, creativas, con pensamiento reflexivo, capaces de comunicarse eficazmente, trabajar en equipo, resolver problemas y usar tecnologías de la información. Por esto, es fundamental generar cambios permanentes en las prácticas y contextos educativos, integrando innovaciones pedagógicas, que permitan mejorar los aprendizajes de los y las estudiantes, agregando valor a su proceso.